¿Para qué estudiar? ¡SI VIVIMOS EN UNA REVOLUCIÓN!

¿Para qué estudiar? ¡SI VIVIMOS EN UNA REVOLUCIÓN!


        TEORÍA DEL CAPITAL HUMANO


La educación y la escuela, han sido temas de reflexión para muchos sociólogos como Schulz, Becker y Mincer que realizaron grandes aportes a la Teoría del capital humano. Posteriormente, otros autores tuvieron en cuenta al ser humano como factor de producción.

El enfoque que destaco con mayor interés es el del sociólogo Becker ya que su enfoque gira en torno a la teoría del capital humano. El concepto de educación fue desarrollado y se consolidó en esta gran teoría. Becker (1964) define el capital humano como el conjunto de las capacidades productivas que un individuo adquiere por acumulación de conocimientos generales o específicos. Además, establece una educación general, que es una inversión del estado que beneficia a todas las empresas; y, por otro lado, una educación específica que es consecuencia de un gasto personal de la cual ambos se ven beneficiados. 




Destacamos también el concepto de educación que este autor define a través de esta teoría, el cual es entendido como un factor fundamental en el que se debe invertir para mejorar el sistema económico del país. Considera por tanto la educación como una forma de inversión, que trae consigo mismo beneficios propios y de la sociedad.

“El éxito económico de los individuos, y (consecuentemente) también de las economías en su conjunto, depende de cómo la gente invierte efectiva y extensamente en ellos mismos” (Becker, 2002)

Por otro lado, encontramos un conjunto de teorías educativas denominadas teorías reproduccionistas, que entienden la educación como un mecanismo mediante el cual se reproducen o perpetúan las relaciones sociales desiguales presentes. Estas a su vez toman tres líneas distintas:

-          La teoría de la Correspondencia (Bowles y Gintis). Para estos autores, la estructura del funcionamiento de la escuela mantiene algunas similitudes con la empresa, por tanto, defienden que la educación y el desarrollo educativo es resultado de la empresa.



-          Ideología y reproducción social (Louis Althusser). La principal función de la escuela es transmitir la ideología dominante contribuyendo a la reproducción de las condiciones sociales.

-          Reproducción cultural (Bordieu y Passeron). Introducen el concepto de habitus. Este se adquiere en la familia y resulta de la aceptación de un estilo de vida determinado, según a la clase social a la que pertenezcas. La escuela por tanto utiliza el habitus de las clases dominantes y por ello es un sitio donde se reproducen y se inculcan las desigualdades sociales.  Es de gran importancia destacar la interpretación que agrega Bernstein a esta teoría basada en los códigos sociolingüísticos. Distingue dos tipos de códigos: código elaborado, característico de las clases medias; y el código restringido, que es propio de las clases trabajadoras. En los centros educativos se utiliza un código elaborado lo que genera esa desigualdad.

   Además, destacamos la concepción de la educación de Collins que la concibe como un mecanismo fundamental de diferenciación entre los grupos sociales que proporciona estatus, poder y diferenciación social, además de otorgar credenciales que permitirán a los individuos a acceder a mejores empleos.

 Por último, destaco las teorías del funcionalismo crítico, las cuales explican que el fracaso escolar se debe por un elemento discriminatorio que favorece a algunos niños y perjudica a otros. En estas teorías encontramos sociólogos como Coleman o Jencks.

            A pesar de los diversos puntos de vista que se han obtenido a lo largo de la historia por diferentes autores sobre la educación y la escuela, todos ellos afirman que la educación tiene una función social muy importante. Becker, concibe la educación como una forma de inversión; Bowles, Gintis, Louis Althusser, Bordieu, Passeron y Bernstein, entienden la educación como un medio de reproducción de desigualdades sociales; y Collins, concibe la educación como una fuente para la obtención de credenciales que permitirá adquirir mejores empleos.

Por todo ello, sabemos que la escuela ejerce un papel muy importante en la sociedad actual ya que, desde mi propio punto de vista, esta integra en sí misma diversas funciones sociales que son necesarias para el correcto funcionamiento de la sociedad como la trasmisión de valores, creencias y conocimientos, la función de custodia social y transmisión cultural. Pero, ¿qué importancia tiene la educación actualmente? ¿una mayor formación te asegura acceder a mejores empleos? A continuación, reflexionaremos y daremos respuestas a estas cuestiones que se mantienen en auge y que cuestionan la formación y educación actual.

HORA DE REFLEXIONAR...

A modo de conclusión y con el objetivo de reflexionar sobre esta temática, he optado por recurrir a seleccionar algunas partes de una noticia que ha llamado mi atención y que expone su propio punto de vista sobre la educación y la escuela, orientando ambos conceptos hacia una nueva revolución dentro de la educación conocida como la revolución tecnológica. A continuación, voy a mostrar algunas de las partes que he seleccionado sobre dicha noticia:


“¿Lo has escuchado alguna vez?: “¿Para qué vamos a estudiar? ¡Si vivimos una revolución! ¡Si lo que aprendamos hoy no servirá mañana para nada! ¡Si todo el mundo sabe que el sistema educativo tiene que cambiar! De verdad, ¿para qué vamos a estudiar?”

Saber que el 47% de los puestos de trabajo que hoy conocemos van a desaparecer puede llevar a dos actitudes extremas. En primer lugar, la más fácil: ¿para qué esforzarse? Frente a esta, por supuesto, están los que no se resignan sean como sean los tiempos que les haya tocado vivir. Saben que llegan años difíciles, de destrucción de empleo, pero también de generación, y hace tiempo que aprendieron eso de que “a río revuelto, ganancia de pescadores”.

Las próximas líneas son para ellos, para todos aquellos que apuesten por salir reforzados del tsunami digital, aunque muchos se vean obligados a hacerlo con bajo presupuesto y, en algunos casos, incluso “tendente a cero” […] Permíteme que te haga dos preguntas:

Primera: ¿Dejarías que te hiciera un trasplante de riñón un cirujano formado a base de tutoriales de Internet?

Segunda: ¿Permitirías que el colegio asignase a tu hijo un profesor incapaz de comunicarse utilizando más de 140 caracteres?

Yo tampoco. En ambos casos preferiría una metodología de formación y comunicación tradicional, con libros y “roce humano”, porque, aunque el tsunami digital está llegando para cambiarlo todo hay cosas que, al menos de momento, mejor se quedan como están. […]

[…] Vivimos tiempos convulsos que no permiten predecir donde estará el futuro profesional. Hoy no tenemos garantías de que vayamos a poder utilizar lo aprendido en la universidad, y muchos pensarán que para qué esforzarse si al final, tanto esfuerzo podría no valer para nada.

[…] Es verdad que no sabemos a qué empleos podremos dedicar nuestra vida mañana, pero de lo que no tengo ninguna duda es que las aptitudes, la lógica e incluso la capacidad de memorizar que se adquiere en la universidad serán imprescindibles para poder trabajar. Los conocimientos de lo que esté por llegar los tendremos que adquirir “sobre la marcha”. ¿Nos vamos poniendo las pilas?”






Esta noticia contiene varios puntos de debate que nos pueden hacer reflexionar sobre los distintos métodos de enseñanza y la real utilidad de la formación en el marco laboral actual. El primero que destaco es la poca fiabilidad y confianza que se le da a las tecnologías como nuevas formas de enseñanza, ya que, la propia periodista Silvia Leal, afirma que nadie se fiaría de profesionales (ya sean médicos, profesores…) que se hayan formado a partir de una metodología basada en la tecnológica. Defiende, por tanto, la metodología tradicional, la cual no debería de ser sustituida por esta oleada digital. Bajo esta idea, mi aportación es que la metodología tradicional no debe de desaparecer, pero debe de ser combinada con las nuevas tecnologías, ya que convivimos en una sociedad tecnológica y la educación no se puede quedar atascada reproduciendo siempre el mismo modelo de enseñanza.

Otra de las ideas relevantes que cuestiona este artículo, es la educación vista por muchos jóvenes como algo “innecesario”: “¿Para qué vamos a estudiar? ¡Si vivimos una revolución! ¡Si todo el mundo sabe que el sistema educativo tiene que cambiar! De verdad, ¿para qué vamos a estudiar?”. Frente a esta idea, destaco la importancia que tienen los estudios en nuestra vida para adquirir ciertas aptitudes lógicas, competencias e incluso la capacidad de memorizar que nos serán imprescindibles para desempeñar cualquier empleo. En este mismo ámbito, otro posible tema de discusión es la experiencia de la que muchos estudios universitarios carece ya que se ve insuficiente por la mayor parte de los jóvenes que cursan alguna carrera, se cree que se da una mayor importancia a procesos teóricos sin importar si el individuo es capaz de aplicarlo en la realidad.

Esta dicotomía de ideas sobre la educación siempre será un debate abierto para las distintas opiniones dentro de nuestra sociedad. Pero al margen de esto, comparto que aquellos individuos que adquieran un mayor nivel de educación, capacitación y mayor grado de experiencia pueden ser mas productivos y recibir un mejor salario por ello. Como dice Kant: “Tan solo por la educación puede el hombre llegar a ser hombre. El hombre no es más que lo que la educación hace de él”.


BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA

Leal, S. (2019). Formación gratis para encontrar el empleo del futuro. [online] EL PAÍS. Recuperado de: https://elpais.com/elpais/2017/02/06/talento_digital/1486386233_260408.html  

Tovar Meléndez, B. A. (2017). La teoría del capital humano llevada a la práctica en las ciudades de aprendizaje. Nóesis. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades, 26(51).

Falgueras, I. (2008). La teoría del capital humano: orígenes y evolución. Universidad de Malaá, Universidad de Malaá.

Acevedo, M. C., Montes, I. C., Maya, J. J. V., González, M. N. V., & Mejía, T. B. (2012). Capital humano: una mirada desde la educación y la experiencia laboral. Cuadernos de Investigación, (56).

Becker, G. S. (2002). The age of human capital.












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